¿Es un ERP el bueno o el malo en una implantación?
Cuando una Empresa toma la decisión de cambiar sus herramientas de gestión, normalmente comienza un largo proceso de selección e implantación en el que se tienen (o se deben tener) en cuenta todos los aspectos funcionales y operativos, con el fin de conseguir que toda la gestión quede solucionada e integrada en una sola herramienta.
En este proceso hay varias fases bien definidas, que no es momento de detallar, pero cuya buena ejecución tendrá mucho que ver con el buen resultado del proyecto.
Una vez seleccionado un ERP, ya damos por hecho que habremos elegido la herramienta que mejor se adapte a nuestro modelo funcional, comienza la fase más decisiva del proyecto: la implantación.
En esta fase la clave, como no, está principalmente en la elección del equipo de implantación: el/la responsable del proyecto y las personas clave que van a tener que verificar que la herramienta cumple con los requerimientos funcionales, y que serán los que tendrán la última palabra sobre la idoneidad del cambio y el momento en el que hacerlo.
La actitud del ser humano, por naturaleza, es ser reacio al cambio, por lo que la de las personas clave debe ser totalmente contraria a lo natural: proclives al cambio, con curiosidad y actitud positiva ante las novedades, y con la visión suficiente para poder ver las soluciones a las operativas, aunque éstas sean diferentes a cómo se hace en la actualidad, planteándolas desde el objetivo conseguir y no en mantener las forma de hacer las cosas.
En verdad, esta es la actitud que nos gustaría tener en el global de nuestra plantilla, aunque no siempre es exigible ni necesario. Pero cuando hablamos de un equipo que se va a dedicar a hacer cambios para mejor, no es una alternativa, es una necesidad. ¿Recuerdas la famosa frase “Siempre se ha hecho así?. Pues es lo último que debes esperar oír en un equipo de implantación.
He escuchado a más Empresas decir que se han equivocado de software, que reconocer que su trabajo para realizar el cambio no ha sido el adecuado. Se prescinde antes de una Empresa Integradora que ha participado en un proyecto de implantación que de personas clave que no han estado a la altura de las circunstancias. Los gerentes suelen caer en asumir las argumentaciones negativas de su personal con respecto a la herramienta o los actores externos del proyecto sin contrastar o cuestionar las cosas desde todos los puntos de vista.
¿Cómo podemos explicar que el mismo software se utiliza de forma realmente productiva por unas Empresas, y es odiado por otras que, independientemente de su sector de actividad, tienen unos requerimientos funcionales similares?
Tal y como defiendo desde hace mucho tiempo, son las personas y los equipos los que hacen que un proyecto sea un fracaso o un éxito. Si eres CEO o mando en una Empresa en la que se esté pensando un proyecto de esta envergadura, comienza por transmitirles unas preguntas muy simples a los integrantes del proyecto para que se las hagan a sí mismos:
¿Es mi actitud la correcta para afrontar un gran cambio en mis operativas?¿Soy proclive al cambio o me cuesta asumirlos?
¿Estoy preparad@ para ser una persona clave?
¿Tengo a mi equipo entrenado en actitudes de mejora contínua y proclives al cambio?
Si las respuestas no son SI, tus personas clave o tu Empresa es muy probable que acabéis afirmando que el ERP que habéis implantado es una mier… y la empresa implantadora unos incompetentes, sin más autocrítica por ello.
Es muy útil apoyarse en implantadores o consultores con experiencia para que puedan ir orientando los pasos a seguir, pero no hay que olvidar que el know-how de la Empresa no lo conocen, no son expertos en nuestra Empresa. Es por esto que se le deben dar todas las pistas posibles sobre las operativas en la fase inicial, y se evitarán muchos disgustos y, sobre todo, retrasos.